Mirada que palpa el reflejo
de unos pechos,
de una espalda,
de una caricia,
de un abrazo,
de unas gotas que caen,
del refugio de un cuerpo
envuelto en pasión.
Y los labios van bebiendo
el licor del placer
columpiándose por el cuerpo
meciéndose en el tiempo
llenándose de miel,
de fragancia,
de besos,
de caricias,
de latidos,
de humedad.