María no dejaba de oir estornudar y gruñir a su abuelo cuando despertaba cada mañana desde que había comenzado la primavera.
- Acccchissssss accccchiiiiisssss aaaachissssss... Grrrrrrrr... Maldita primavera... - refunfuñaba una y otra vez el abuelo, con los ojos congestionados, con un pañuelo en la mano y bien abrigado.
- Pero abuelo no te abrigues tanto que hace calor, tú lo que tienes es alergia al polen no resfriado...- le decía María.
- De acuerdo mi nieta linda, me quitaré el peluquín que me está asfixiando la calva y así no se me deshidraten las ideas... - Dijo sonriendo a su nieta.
- Bien abuelo, así quiero verte siempre, con buen humor y sonriendo a la primavera, que es un jardín de flores, y a tu nieta, que es su pétalo de poesía... - Le dijo María acariciando con cariño a su abuelo.
Más relatos jueveros sobre malditas primaveras en el blog de Lucía "Sintiendo en la piel".